La subida de los combustibles está provocando el encarecimiento en la distribución de mercancías. A esto se une el cierre de las rutas comerciales por territorio ruso. El resultado final es una subida de los precios para el consumidor y un creciente desabastecimiento de determinados productos.
Al igual que ha sucedido en España, supermercados de Alemania, Bélgica, Italia o Países Bajos han adoptado medidas de limitación de venta de aceite de girasol para evitar el acaparamiento por parte de los consumidores, y no se descarta que ese y otros productos puedan comenzar a escasear.
En Austria han asegurado que no hay desabastecimiento pero sí han acusado un alza en los precios de algunos productos, mientras que en Reino Unido también han denunciado un aumento en los costes de producción agrícola y, en Francia, la escalada de precios de los carburantes ha ocasionado protestas en diferentes puntos del país.
En Alemania, además del aceite de girasol, que en un 94% procede de Ucrania, algunos supermercados también han puesto límites a otras grasas que pueden actuar como sustitutivo, como el de colza, y a otros bienes de consumo, como la harina, derivados de los cereales que se importan de aquel país en conflicto.
El aceite de girasol, la harina, el papel higiénico y las conservas son algunos de los productos que han comenzado a racionar en Bélgica, donde las autoridades aseguran que no hay problemas de abastecimiento pero que la demanda es tan grande que los distribuidores no pueden seguir el ritmo para reponer.
Desde la industria de procesamiento de semillas oleaginosas han reconocido que se espera restricciones en el flujo de productos de girasol, lino y soja desde Ucrania y Rusia las próximas semanas.
El conflicto también afectará a los piensos proteicos elaborados con girasol, colza o soja para la carne de vacuno, porcino y avícola.
MT/LA INFORMACIÓN