El aluvión de lodo, piedras y palos que bajó con furia el lunes pasado desde el volcán Pichincha, en el centro-oeste de la capital de Ecuador, arrastró tres cuadras a Diana Avendaño Díaz, una venezolana que tiene 33 semanas de gestación y quien asegura estar viva “de milagro”.

La mujer de 31 años estaba en su casa, junto a la cancha deportiva en la que en el momento del aluvión se desarrollaba un torneo de ecuavoley, con decenas de participantes y espectadores, y adonde llegó de lleno la inmensa ola negra que bajó desde el volcán.

Según el alcalde de Quito, Santiago Guarderas, la catástrofe se debió a un “fenómeno natural extraordinario”, que tuvo su origen en la intensa lluvia que cayó sobre la ciudad el lunes, con un récord de 75 litros por metro cuadrado, cuando se esperaban dos.

Con base en testimonios de la mujer, una fuente del Hospital Carlos Andrade Marín (Hcam), donde fue atendida, comentó a Efe que Avendaño y su esposo quedaron primero enterrados en su casa.

Luego, a la mujer, “el alud le arrastró tres cuadras y la encuentra gente que estaba por ahí ayudando y la trasladan al hospital con una fractura en la mano”.

Por la condición en la que la encontraron, los vecinos pensaron que estaba muerta y, aunque ella los escuchaba no podía pronunciar palabra, relató la fuente que escuchó el testimonio de la mujer.

El “bebé está completamente bien. No hubo necesidad de adelantar el parto, la señora tiene 33 semanas y está en controles”, añadió una fuente.

El aluvión que dañó casas y muros, que arrastró árboles y todo lo que iba encontrando a su paso, provocó la muerte de 27 personas, dejó heridas a más de medio centenar y aún se busca a cinco personas reportadas como desaparecidas.

MT/EL PITAZO

Por Alejandra

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