Foto: EFE / Cortesía: Clarín

Arqueólogos mexicanos y extranjeros buscan afanosamente con ayuda de la más alta tecnología una supuesta “cámara secreta” en lo más profundo de la Pirámide de Kukulkán, conocida como “el Castillo”, en las ruinas de Chichén Itzá, una de las más asombrosas ciudadelas de la civilización maya en el sureste del país.

Chichén Itzá, proclamada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y declarada en 2007 una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo Moderno, está ubicada a 120 kilómetros de Mérida, la capital del estado de Yucatán.

Se trata de la zona arqueológica donde floreció una de las culturas más avanzadas de la era prehispánica en lo que hoy es México y parte de Centroamérica y también la más visitada del país, con 2.300.000 de personas cada año, por encima de Teotihuacán, a las afueras de la capital mexicana, con 1.700.000.

Foto: Cortesía Pin and Travel

La serpiente emplumada maya

El mayor número de visitas ocurre durante el Equinoccio de primavera y otoño en Chichén Itza cuando tiene lugar el descenso de la serpiente emplumada maya, un fenómeno de luces y sombras en la pirámide de Kukulkán, cuando lo que parece una serpiente emplumada maya desciende sinuosa desde la cima de la pirámide.

Por lo general ocurre el 20 o 21 de marzo y el 22 o 23 de septiembre, es decir, en los equinoccios, cuando el día dura lo mismo que la noche. El suceso no es casual, según los especialistas, y se cree que el edificio en realidad habría sido diseñado como un enorme calendario maya de 24 metros, por lo que no es coincidencia que la escalinata que conduce al templo a Kukulkán, el dios creador, de la lluvia, el viento, las tormentas y la vida, mide 365 escalones, uno por cada día del año.

Aunque se trata de una ilusión óptica la enorme serpiente emplumada descendiendo por la parte superior de la pirámide, el fenómeno es único por cuanto remata la sombra en la base de la escalinata norte donde se encuentran dos inmensas cabezas de serpiente.

Ilustración sobre cómo ingresan los muones a la pirámide de Kukulcán. | Cortesía: UNAM.

La cámara secreta

Sin embargo, desde hace tiempo, los especialistas sospechan que la majestuosa pirámide, una verdadera caja de sorpresas que nunca terminan, podría esconder en sus entrañas otro misterio: una cámara secreta de la cultura prehispánica que descubrió el cero y fue capaz de predecir los eclipses.

Por ello, se inició el proyecto internacional Muografía de Uso Arqueológico No Invasivo (NAUM) que pretende, por medio de la física de partículas y con detectores de rayos cósmicos, comprobar la existencia de ese recinto oculto en la subestructura más profunda de las dos sobre las que se levantó esta pirámide de 30 metros.

«Lo que estamos tratando de encontrar es si esa segunda subestructura contiene también una cámara», señaló al diario Reforma el físico Edmundo García, profesor e investigador de la Universidad Estatal de Chicago, quien lidera el proyecto.

Para los expertos hallar ese espacio secreto es todo un desafío, pero creen que pueden asimilar las lecciones aprendidas en el descubrimiento de espacios ocultos en la Gran Pirámide de Giza, en Egipto, hace más de medio siglo, usando los mismos detectores del tamaño del túnel de El Castillo.

«La técnica que usamos en realidad funciona porque es buena para detectar huecos», afirma Arturo Menchaca, ex director del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

(MT/ANSA/Clarín)

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