La junta militar birmana utiliza la covid-19 para «asfixiar» a los movimientos que rechazan el golpe de Estado del 1 de febrero, denuncia una ONG formada por varios antiguos expertos de Naciones Unidas para Birmania (Myanmar).
«La junta usa la covid-19 como un arma para su propio beneficio político al asfixiar a los movimientos democráticos y ganar legitimidad y el control que anhela al alimentar deliberadamente un desastre humanitario», denuncia Yanghee Lee, relatora de la ONU para la situación de los Derechos Humanos en Birmania entre 2014 y 2020.
Lee, miembro fundadora de la ONG Special Advisory Council for Myanmar, reclama a la comunidad internacional ayuda urgente para controlar la pandemia en el país, pero que esta sea entregada a los grupos étnicos fronterizos, como los chin o los kachin, que se oponen desde hace décadas a los militares birmanos.
«La junta ha permitido que la covid-19 campara a sus anchas. El golpe de Estado ha fracasado y no han podido establecer estructuras de control ejecutivo. La única forma viable de lidiar con la crisis de la covid-19 en Birmania es a través del movimiento democrático», apunta Chris Sidoti, exmiembro de la Misión de Investigación de la ONU en Birmania que acusa de genocidio al líder de la junta militar.
Desde que el ejército tomó el poder y destituyó al gobierno electo de Aung San Suu Kyi el pasado febrero, las fuerzas de seguridad han reprimido las protestas que se oponen al gobierno militar.
Redacción Mega con información de EFE