El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ofrecieron esta semana una declaración conjunta en la que el mandatario neogranadino aseguró que, según los “últimos datos” que maneja su gabinete, los números de la migración entre Venezuela y Colombia han experimentado un cambio de sentido.

“Ya el sentido no es de Venezuela hacia Colombia, sino de Colombia hacia Venezuela”, aseveró Petro en la rueda de prensa y aseguró que van a “mirar eso con más tiempo para hacer una valoración a profundidad”. Argumentó que la explicación para ese giro migratorio podría ser la reciente “normalización de relaciones” entre su gestión y el régimen venezolano.

Con respecto a la legalización de venezolanos en su territorio, Petro aseveró que, si bien el Estatus de Protección Temporal (TPS) “es una figura democrática usada por más de un millón de personas en Colombia” y “también fue usada en Venezuela para la migración colombiana de los años 70”, habría que “agregarle la efectiva garantía de derechos”.

“El TPS permite que al inmigrante no lo saquen, pero no necesariamente que pueda ejercer sus derechos como ser humano”, aclaró.

En ese sentido, citó al líder de la Iglesia Católica: “El papa Francisco dice con mucha pertinencia que en los éxodos se producen las nuevas esclavitudes. Lo estamos viendo en la migración venezolana a Colombia: la trata de mujeres; la esclavitud de niños de tipo laboral; el uso de hombres forzadamente para el narcotráfico y la inclusión dentro de los ejércitos armados violentos, de tipo privado, de personas que provienen de la migración”.

A juicio de Petro, “solo una regulación mundial que respete la dignidad humana puede evitar las nuevas esclavitudes y, si se apunta a las causas correctamente, quizás generar la estabilidad de las poblaciones en su propio terruño”.

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