El Kremlin ha llamado a consultas a su embajador en Washington después de que el nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, definiera a Vladímir Putin como un asesino y le advirtiera de que pagará las consecuencias de haber intentado interferir en las elecciones presidenciales de noviembre para beneficiar a Donald Trump.

Este es el punto más bajo de las relaciones entre Washington y Moscú en muchos años, después de que Trump se negara a condenar a Putin por las injerencias en las elecciones de 2016, que investigaron y dieron por probadas tanto el Capitolio como un fiscal especial.

Lo que ha motivado este rifirrafe es la publicación de un informe de la inteligencia estadounidense que acusa directamente a Putin de haber autorizado una campaña de injerencias digitales en las elecciones para perjudicar a Biden. En una entrevista el martes, Biden fue preguntado por esto y dijo que Moscú «pagará las consecuencias». Después, se le preguntó si cree que Putin es un «asesino», tras la persecución y envenenamiento de líderes opositores, incluido Alexéi Navalnyi, y respondió que sí, sin repetir la palabra.

Esto ha caído en Moscú como una bomba, informa el corresponsal de ABC Rafael Mañueco. El primero en reaccionar ha sido el presidente de la Duma (Cámara Baja del Parlamento), Viacheslav Volodin, que calificó de «insulto a todos los ciudadanos de Rusia» las palabras Biden. Según sus palabras, «es histeria ante la impotencia. Putin es nuestro presidente y un ataque contra él es un ataque contra nuestro país».

Poco después, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, anunció a través de un comunicado que el embajador ruso en Washington, Anatoli Antónov, ha sido llamado a Moscú para celebrar consultas «encaminadas a analizar cómo actuar y hacia dónde movernos en el actual contexto de las relaciones».

Según Zajárova, «el jalón simbólico de los 100 días no está ya lejos. Es un buen pretexto para intentar evaluar en que avanza y en que no el nuevo equipo de Biden».

Zajárova sostiene que en Rusia «estamos interesados en prevenir una degradación irreversible de nuestras relaciones, si los estadounidenses son conscientes de los riesgos asociados que conlleva».

(MT/ABC)

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