Tras la reciente ola de tiroteos en Estados Unidos, incluyendo el de Texas, el 24 de mayo, que dejó 21 muertos en una escuela, y el de Buffalo, en el que murieron 10 afroamericanos el 14 de mayo, las voces se elevan en el país para pedir más control de las armas. Este miércoles, una niña de 11 años, sobreviviente del tiroteo de Texas, imploró al Congreso acciones con un testimonio impactante. Contó cómo se untó con la sangre de su compañera de clase asesinada a su lado para hacerse la muerta.
Miah Cerrillo, alumna de cuarto grado de la Escuela Primaria Robb en Uvalde, Texas, relató con aterrador detalle cómo 19 de sus compañeros y dos maestras fueron baleados por un joven de 18 años. Recordó que habían estado viendo una película y que cuando el pistolero irrumpió se protegieron detrás del escritorio de la maestra y de sus mochilas. «Él le dijo a mi maestra ‘buenas noches’ y luego le disparó en la cabeza. Y luego les disparó a algunos de mis compañeros de clase y a la pizarra», dijo en una intervención pregrabada.
«Cuando fui hacia las mochilas, le disparó a mi amiga que estaba a mi lado y pensé que iba a volver a entrar en el aula, así que tomé un poco de sangre y me la unté por todo el cuerpo». Miah relató que se mantuvo en completo silencio, antes de agarrar el celular de su maestra muerta apenas pudo y marcar el 911. «Les dije que necesitábamos ayuda, y ver a la policía en nuestra aula», dijo.
Cuando se le preguntó qué quería que pasara después del ataque, Miah respondió: «Tener seguridad», y confirmó que temía que otro pistolero atacara su escuela. «No quiero que vuelva a suceder», dijo. Roy Guerrero, un pediatra que atendió a varias víctimas, relató que vio «dos niños cuyos cuerpos habían sido pulverizados por las balas».
Miah, cuyo relato de la masacre dejó a algunos legisladores llorando, tiene pesadillas y todavía se está recuperando de fragmentos de bala en la espalda y lidiando con el trauma, dijo su padre, Miguel Cerrillo.
MT / AFP