Como una estrategia para ayudar a los bebés prematuros o con alguna condición crítica de salud, que no pueden ser alimentados por sus propias madres, a nutrirse y ganar peso, científicos lograron convertir la leche materna en un alimento en polvo.

Blanca Aguilar Uscanga, investigadora del campus de ciencias exactas de la Universidad de Guadalajara (México), es la creadora del proyecto y dio a conocer que trabajó durante 10 años para obtener la leche materna por largo tiempo, sin que perdiera sus nutrientes naturales.

Lo que comenzó como un proyecto de tesis para su doctorado en Biotecnología, luego se convirtió en un banco de leche humana para alimentar a hijas e hijos de madres reclusas que no podían amamantar, y después en un proceso que permite secar y pulverizar esa leche.

Sobre el proceso, explicó que otros bancos de leche en hospitales de México conservan este líquido mediante un proceso de congelación y pasteurización con el que pierden algunas de sus propiedades.

Con la colaboración de estudiantes de licenciatura y doctorado, y después de varios años, encontraron que el secado por aspersión era el más indicado tanto para la inocuidad de la leche como para su calidad, al mantener las proteínas, lípidos y grasas en 98 por ciento y sustancias como la lactoferrina, fundamental en el crecimiento del bebé, hasta 90 por ciento.

Alonso Amezcua, uno de los investigadores del proyecto, resaltó que, a diferencia de los productos comerciales, este polvo no contiene ningún aditivo, conservador ni saborizante y es lo más parecido a la leche humana fresca hasta en un 95%.

La leche materna es recolectada gracias a donaciones de mujeres lactantes, quienes son sometidas a exhaustivos exámenes médicos y de laboratorio para comprobar que tanto ellas como la leche están libres de cualquier enfermedad.

Cada partícula de los 100 litros de leche que los especialistas han desecado es tratada como “si fuera oro” y manejada para que sea aprovechada en su totalidad.

Para ello buscaron la manera de empaquetarla y envasarla para evitar su contaminación.

Posteriormente, cada litro de leche se convierte en 980 gramos de polvo y cada medida en los envases tiene 5 gramos de alimento listo para preparar 50 mililitros de leche, agregando la cantidad de agua adecuada, como cualquier fórmula láctea. Un bebé recién nacido consume diario entre un litro y litro y medio de esta solución.

Fuente: La Patilla

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