Debanhi Escobar, la joven de 18 años cuyo cadáver fue hallado el 21 de abril dentro de la cisterna de un motel a las afueras de Monterrey (México), fue asesinada y sufrió violencia sexual, según resultados de una nueva autopsia. Con la primera necropsia, la Fiscalía de Nuevo León dijo que la víctima falleció por contusión cerebral, sin dar detalles, por lo que existía la hipótesis de que podría haberse caído sola.
Días después, el padre de la víctima, Mario Escobar, solicitó un informe forense independiente. Este determina que «el cuerpo presenta huellas de una relación sexual vaginal, violenta y reciente»; ello «se deduce por haber encontrado equimosis violáceas y hematomas» en zona exterior de los genitales.
El forense señala que la joven murió por «hemorragia intracraneal que provocó un choque neurogénico y, este, un paro respiratorio», y detalla que la lesión más grave fue un duro golpe en la región frontal derecha del cráneo. Revela que el cadáver presenta más lesiones en la cabeza: «equimosis violáceas en ambos lados de la región frontal del cráneo, en párpados derechos e izquierdos, en el lado izquierdo de la nariz, en ambos labios, arriba de la oreja derecha y la región retroauricular derecha».
«Las contusiones craneofaciales son de origen externo al cuerpo y por ser intensas, repetidas y con diferentes ángulos de impacto, se deduce que fueron causadas por otra persona y que se trata de una muerte violenta homicida», continúa el documento y precisa que debió ser con un «agente mecánico contundente».
El forense asegura que Debanhi murió antes de que su cuerpo fuera introducido o arrojado a la cisterna y no murió ahogada, pues no se halló «líquido en el interior de la tráquea y de los bronquios». También descarta muerte por asfixia o estrangulamiento, ya que no halló lesiones en el cuello, en las carótidas ni en el hueco hioides. Tampoco hubo obstrucción de los orificios respiratorios, de las vías aéreas ni de la «compresión toracoabdominal, ni de enterramiento, ni de confinamiento», por lo que descarta asfixia por sofocación.
MT / RT / El País