Este miércoles al menos 27 migrantes fallecieron al ahogarse luego de que su embarcación naufragara en el Canal de la Mancha, frente a las costas de Francia, cuando intentaban llegar al Reino Unido.
Los migrantes, en su mayoría iraquíes y somalíes, sufrieron el accidente en las proximidades de la ciudad francesa de Calais, según los medios locales. Entre las víctimas del naufragio se encontraban una mujer embarazada y tres niños, reveló el ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin. Dos migrantes más han sido trasladados a un hospital en estado crítico por hipotermia severa.
Este hecho, considerado el más grave en el Canal, ha suscitado un intercambio de acusaciones este jueves. Reseña la prensa, que el primer ministro británico acusó a París de inacción a pesar de las ayudas ofrecidas por Londres.
«Conmocionado, indignado y profundamente entristecido» por lo sucedido, el primer ministro británico, Boris Johnson, aseguró que quería «hacer más» con Francia para frenar estas travesías ilegales y evocó «problemas para convencer a algunos de nuestros socios, sobre todo los franceses». Mientras, desde el Palacio del Elíseo afirmaron que esperan que los británicos «cooperen plenamente y se abstengan de instrumentalizar la dramática situación con fines políticos». «Francia no dejará que la Mancha se convierta en un cementerio», dijo ayer el presidente francés, Emmanuel Macron.
Asimismo, se reveló que cinco traficantes fueron detenidos por las autoridades francesas en relación con la tragedia. «Quiero decir que la esencia de la situación es responsabilidad de los traficantes de migrantes», aseveró Darmanin, quien también precisó que 1.500 traficantes fueron detenidos por las autoridades en lo que va del año.
Por su parte, la Organización Internacional para la Migración confirmó que el naufragio es «la mayor pérdida de vidas en el canal» desde al menos 2014, cuando su proyecto Missing Migrants (Migrantes Perdidos) comenzó a recolectar datos.
LB/EL ECONOMISTA