Tras un histórico viaje de siete años, este domingo, la cápsula Osiris-Rex de la Nasa atravesó la atmósfera de la Tierra, con una carga de un puñado de polvo recolectado del asteroide Bennu, una roca espacial del tamaño de una montaña que puede darnos información clave para responder a una de las preguntas más profundas para los humanos.

Las primeras muestras de asteroides obtenidas por la NASA en el espacio profundo cayeron en paracaídas en el desierto de Utah.

 El profesor Dante Lauretta, investigador principal de la misión, precisó que dicho material existía antes que existiera la Tierra, incluso algunos granos podrían ser más viejos que nuestro sistema solar, por lo que podría brindar grandes contribuciones al origen del planeta.

“Estamos tratando de rastrear nuestros inicios. ¿Cómo se formó la Tierra y por qué es un lugar habitable? ¿De dónde viene toda el agua de nuestros océanos? ¿de dónde viene todo el aire que existe en nuestra atmósfera? Y de manera más importante, ¿cuál es la fuente de todas las moléculas orgánicas que componen la vida en la Tierra?”, explicó.

La creencia que prevalece es que muchos de los componentes clave para la vida llegaron a nuestro planeta durante una época muy temprana de la historia de la Tierra en una lluvia de meteoritos, muchos de ellos a lo mejor parecidos a Bennu.

La travesía para conseguir los fragmentos de Bennu comenzó en 2016, cuando la Nasa lanzó la nave Osiris-Rex hacia el objeto de 500 metros de diámetro.

Le tomaría dos años en llegar al cuerpo rocoso y otros dos años más se dedicaron a cartografiarlo, antes de que el equipo de la misión pudiera identificar con confianza un lugar en la superficie de la piedra espacial en el que recoger una muestra de “tierra”.

Los científicos calculan que la cápsula contiene al menos una taza de escombros del asteroide rico en carbono conocido como Bennu, pero no lo sabrán con certeza hasta que se abra el contenedor. Algunos se derramaron y flotaron cuando la nave espacial recogió demasiados y las rocas atascaron la tapa del contenedor durante la recogida hace tres años.

Japón, el único otro país que ha traído muestras de asteroides, recogió aproximadamente una cucharadita en un par de misiones a asteroides.

Los guijarros y el polvo entregados el domingo representan el mayor botín procedente de más allá de la Luna. Las muestras, bloques de construcción conservados de los albores de nuestro sistema solar hace 4.500 millones de años, ayudarán a los científicos a comprender mejor cómo se formaron la Tierra y la vida.

El esfuerzo de recuperación de la NASA en Utah incluyó helicópteros, así como una sala limpia temporal instalada en el Campo de Pruebas y Entrenamiento de Utah del Departamento de Defensa. Las muestras se trasladarán el lunes por la mañana a un nuevo laboratorio del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston. El edificio ya alberga los cientos de kilos de rocas lunares recogidas por los astronautas del Apolo hace más de medio siglo.

Fuente: Infobae

 

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