Las fuerzas de Operaciones Especiales de EEUU no están obligadas a investigar si los combatientes de las tropas extranjeras a los que arman y entrenan, para luego enviarlos «a operaciones de matar o capturar», cuentan con antecedentes de violaciones de DDHH, informó The New York Times (NYT), citando documentos del Pentágono recientemente revelados.

Las denominadas ‘fuerzas de representación’ han ido cobrando importancia la última década en países como Níger o Somalia, donde EEUU prefiere evitar los despliegues directos de sus tropas terrestres y delegar sus misiones a combatientes locales. El principal objetivo de tales maniobras consiste en «reducir el riesgo de bajas estadounidenses y el retroceso de ser vistos como ocupantes», precisa el periódico.

En este contexto, Sara Jacobs, demócrata del estado de California, señaló que la información revelada este domingo resalta la necesidad de «asegurarnos de que no estamos entrenando a unidades abusivas para que se vuelvan aún más letales y alimenten el conflicto y la violencia que pretendemos resolver».

A su vez, un alto funcionario del Departamento de Defensa, quien habló bajo anonimato, comunicó que todos en las ‘fuerzas de representación’ pasan por «una revisión exhaustiva» con el fin de asegurarse de que no ataquen ni espíen a militares norteamericanos.

Las directivas incluyen entrevistas de salud conductual y pruebas de detección de mentiras para algunos, pero su propósito es disminuir riesgos de contrainteligencia y amenazas potenciales para las fuerzas estadounidenses.

Al mismo tiempo, el Tte. Cnel. César Santiago-Santini, portavoz del Pentágono, sostuvo que no se habían encontrado evidencias de «violaciones graves verificables de los DDHH» de los combatientes analizados.

Sin embargo, Katherine Yon Ebright, asesora del Centro Brennan para la Justicia, explicó que los funcionarios del Pentágono suelen ofrecer declaraciones contradictorias.

«Es muy útil ahora tener a mano estas políticas internas que muestran definitivamente que no se requiere la investigación de antecedentes de DDHH», comentó haciendo referencia a los documentos filtrados. «Ha sido frustrante», lamentó.

(MT/NYT)

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