Con la participación de 130 participantes de 23 países, el Grupo Bilderberg se reúne en Lisboa del 18 al 21 de mayo con una agenda marcada por la inteligencia artificial.
La transición energética, el sistema financiero internacional, el conflicto en Ucrania, la influencia de potencias como China y Rusia, el papel de la OTAN y el liderazgo mundial de Estados Unidos son otros de los temas priorizados en el encuentro del exclusivo grupo de personas influyentes.
Entre los asistentes, el encuentro cuenta con la presencia del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg y el primer ministro luso, António Costa.
Como representantes de los gigantes tecnológicos, asisten figuras como Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft; Eric Schmidt, expresidente ejecutivo de Google, y Sam Altman, consejero delegado de OpenAI. Asimismo, cuenta con delegados de entidades financieras globales como Goldman Sachs y el Banco de Inglaterra.
La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola; el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell; el expresidente de la Comisión Europea José Manuel Durão Barroso, los primeros ministros de Dinamarca, Finlandia y Países Bajos; el expresidente de Google Eric Schmidt y el magnate Peter Thiel amplían la lista de participantes.
«La reunión de Bilderberg es un foro de debates informales sobre grandes temas. Las reuniones se celebran bajo la Regla de la Casa Chatham, que establece que los participantes son libres de utilizar la información recibida, pero no se puede revelar ni la identidad ni la afiliación del orador u oradores ni de ningún otro participante», dijeron los organizadores en un comunicado de prensa.
Fundado en 1954, el exclusivo Club Bilderberg celebra una reunión anual para “fomentar el diálogo entre Europa y América del Norte” con hasta 140 políticos, empresarios, grupos de comunicación y académicos.
Cerca de dos tercios de los participantes proceden de Europa y el resto de Norteamérica y los dirigentes políticos representan un cuarto de los asistentes a las reuniones, que se desarrollan a puerta cerrada.
Fuente: Forbes