Hay un enigma que durante muchos años la ciencia ha intentado desentramar sobre qué sucede cuando morimos. Algunos neurólogos y especialistas tienen diversas teorías mediante las que pretenden acercarse al final del misterio.
La ciencia puede asegurar qué le ocurre al cuerpo humano tras el deceso. En este sentido, las respuestas anatómicas están más esclarecidas y se conoce paso a paso el proceso natural una vez que el corazón late por última vez.
La doctora Kathryn Mannix, especialista en cuidados paliativos y el final de la vida, dice que la muerte es “solo un proceso”, haciendo hincapié en que, al igual que nacer, fallecer es una etapa más que todos debemos atravesar y así es como debe ser vista, como un final.
Por su parte, el doctor Thomas Fleischmann, médico de urgencias durante más de 35 años, realizó un estudio más profundo en su larga trayectoria, en la que fue acompañante de la muerte de más de dos mil personas. Con su experiencia, formuló la teoría de las cinco etapas de la muerte que, según sus declaraciones, confirmó con todos estos casos en los que fue testigo.
La primera fase consiste en un cambio repentino, en el que el humano, de un momento a otro, deja de sufrir y desaparece todo el dolor. “El miedo se ha ido, todos los ruidos se han ido, y solo hay paz, calma y tranquilidad. Algunos incluso reportan alegría”, cuenta.
El segundo paso involucra una “experiencia fuera del cuerpo”, según sus palabras, donde la gente “asegura que están volando por encima de sí mismas y, en muchas ocasiones, se ven ellas mismas acostadas en la camilla”.
“En la tercera etapa el 98-99% de las personas se sienten cómodos y en paz, aunque el 2% puede vivenciar situaciones, ruidos, olores y criaturas terribles”.
Luego, en el cuarto paso de la muerte, Fleischmann comenta que sus testigos hablaron de que una luz empieza a brillar en medio de una oscuridad total. Según las descripciones que recopiló, esa luz es “cálida y muy atractiva”.
Finalmente, en la quinta y última etapa, los sobrevivientes que pudieron dialogar con él durante su investigación, se refirieron a “un entorno hermoso, con bellos colores y en muchos casos oyen música y presencian un sentimiento de amor incondicional”.
MT / El Tiempo de Bogotá