Migrantes y autoridades de los tres órdenes del Gobierno mexicano se enfrentaron este domingo en el estado de Chihuahua, en medio del desalojo forzoso que intentaban hacer de los indocumentados instalados en tiendas de campaña al borde del Río Bravo, limité divisorio con Estados Unidos.

En horas de la mañana, 500 refugiados que vivían en este punto fueron avisados por autoridades municipales de que deberían desalojar el lugar; que les llevarían a un albergue donde no sufrirían las inclemencias del tiempo y se les proveería de sus necesidades básicas.

Un gran operativo de policías municipales, estatales, Guardia Nacional, Bomberos y la Cruz Roja Mexicana, rodeaban el lugar en alerta, exigiendo que se retiraran del lugar.

Sin embargo, los migrantes, en su mayoría de origen venezolano, no estaban de acuerdo con la disposición, en algunos casos hubo forcejeos entre ellos con los grupos antimotines que los desalojaban. En señal de la inconformidad, quemaron algunas casas de campaña, pero el conflicto no pasó a mayores.

Algunos de los indocumentados comentan que tienen temor de ir a un albergue del Gobierno porque ven la posibilidad de que los deporten a Venezuela.

«Estábamos en la carpa y un señor llegó a avisarnos de que saliéramos, llegó el camión de la basura y empezó a quitar las carpas. Es algo inhumano que nos quieran sacar, no somos enemigos de Estados Unidos ni de México, estamos aquí por una lucha, no por gusto», declaró a EFE Miguel Moya, uno de los migrantes venezolanos.

La región vive un flujo migratorio récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) detuvo en el año fiscal de 2022 un número inédito de más de 2,76 millones de indocumentados, una cifra que incluye incrementos sustanciales en las capturas de cubanos y venezolanos.

MT / EFE

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