Con una apariencia elegante y extremadamente inteligente, los gatos se han convertido en animales domésticos que se ganaron el corazón de muchos tutores. Solo son superados por los perros en la carrera por ser el “mejor amigo del hombre”. Si tienes un felino por compañía, vale la pena conocer algunos datos sobre ellos:

Los gatos han estado con los humanos durante casi 10.000 años; desde las primeras civilizaciones. Un artículo publicado en la revista Science en 2004 informa sobre el descubrimiento de un esqueleto de gato que fue desenterrado en el sur de Chipre y se asoció estrechamente con un entierro humano de 9.500 años de antigüedad.

Los primeros gatos domesticados eran hábiles cazadores. Se cree que la domesticación estuvo motivada por la gran habilidad de estos animales para cazar roedores y otras plagas. En 2013, un equipo de arqueólogos encontró ocho huesos de gato en una excavación en un antiguo asentamiento en el centro de China. Los huesos datan de hace 5.300 años.

Estos felinos se encuentran entre los animales más emblemáticos del arte y la cultura del antiguo Egipto. Los egipcios admiraban a los gatos por su naturaleza compleja y dual. Para ellos, los gatos combinaban gracia, fecundidad y mansedumbre, con agresividad, agilidad y peligro. Pero es importante señalar que los egipcios no adoraban a los gatos. En cambio, creían que ciertas deidades, a menudo representadas con rasgos felinos, compartían rasgos de carácter con los animales.

Un estudio sobre el comportamiento de los gatos domésticos demuestra que estos felinos aprendieron a vocalizar un sonido específico para “entrenar” a sus compañeros humanos. Estos animales usan una combinación de maullidos y ronroneos que puede estar activando la respuesta natural del ser humano al llanto de un bebé.

Los científicos han descubierto que cerrar los ojos lentamente es la mejor manera de construir una relación con los gatos. Expertos en comportamiento animal de la Universidad de Sussex determinaron que la técnica de parpadeo lento imita lo que se conoce como la sonrisa de un gato y parece ayudar a formar un vínculo entre los animales y sus dueños humanos.

MT / NatGeo

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